Pago de Larrainzar, vino con tradición monacal.

El Camino de Santiago pasa a escasos metros de los viñedos que la Bodega Pago de Larrainzar tiene junto al monasterio de Irache. Este monasterio fue hospital de peregrinos, colegio e incluso universidad y en un futuro no muy lejano se convertirá en Parador Nacional. En los terrenos aledaños al conjunto monumental ya los monjes cultivaban la vid y elaboraban vino. Ahora la familia Canalejo, que compró estos terrenos a los monjes, elabora sus vinos con el mismo mimo y cariño que lo hacían siglos atrás los religiosos benedictinos.



En la localidad navarra de Ayegui y protegidos por el Montejurra los viñedos de Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Garnacha crecen en 13 Ha. junto al bosque de Fuentelateja. Este bosque acoge en un rincón el cementerio de las viejas cepas de viñedos que se arrancaron cuando la familia Canalejo inició su proyecto vitivinícola hace ahora diez años. Pasear por él y disfrutar de su tranquilidad y vegetación es una de las actividades que se incluyen en la visita a la bodega.



Junto al moderno edificio acristalado que acoge las instalaciones de la bodega, Pago de Larrainzar tiene un jardín vitivinícola donde está experimentando con las distintas variedades y las distintas maneras de cultivo de los viñedos. Desde la plantación en vaso, en distintos tipos de espaldera, con varios brazos y varias yemas son algunas de las variantes que se utilizan para experimentar cual es el mejor método de cultivo para cada una de las variedades y así conseguir un rendimiento óptimo y mejor calidad en las uvas. Todo con láminas explicativas para que las visitas que se acercan a la bodega lo comprendan mejor.



De la mano Miguel Canalejo, su director técnico, pudimos disfrutar de los dos vinos que actualmente tiene la bodega: Raso de Larrainzar y Pago de Larrainzar. El primero es un vino con una gran carga de frutal, goloso y agradable; un coupage de las cuatro variedades que se cultivan en la propiedad y con 9 meses de crianza en barrica francesa. El segundo, Pago de Larrainzar, es un vino con 14 meses de crianza, más complejo, con recuerdos a sotobosque que nos devolvieron al paseo con encanto que habíamos hecho con anterioridad por el bosque de Fuentelateja. Con una entrada amable en boca, es largo y tiene punto goloso en su final.