Otazu, vino y arte rodeado de mujeres

Para conocer un poco mejor el Señorío de Otazu y su extensión(110 Ha.) lo mejor es, antes de llegar a la bodega, ir al pueblo de Etxauri y una vez allí, dirigirnos al espectacular mirador del restaurante Sarbil, desde el cual podremos contemplar una panorámica completa de la finca, sus viñedos, el palacio, la iglesia románica de San Esteban, la bodega de elaboración y el complejo histórico de Erite.



Recién recibida la denominación de vinos de Pago, Otazu puede considerarse una de las bodegas más bonitas de España. Su entorno, la finca está enclavada en el valle de Etxauri, entre el río Arga y la sierra del Perdón y la sierra de Echauri, que le confieren un clima atlántico perfecto para la crianza de sus viñedos y vinos. Recordar que sus viñedos de uva tinto son los situados más al norte del península ibérica lo que les confiere unas características muy peculiares. El conjunto arquitectónico que la rodea compuesto por el Palacio del S.XV, La Torre-Palomar del S.XIV y la iglesia románica de San Cristóbal(S.XII), el conjunto de Erite y el antiguo edificio de la bodega que actualmente acoge oficinas y un museo etnográfico y de arte contemporáneo hacen el resto.



En la antigüedad el municipio de Etxauri contaba con hasta 19 bodegas pero con el paso de los años los viñedos se fueron arrancando y plantando cereal. Los viñedos rodean a los edificios mencionados, y se dividen en 25 parcelas que agrupan a las variedades de uva que se cultivan desde que en 1986 se empezaron a plantar. Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Chardonnay se reparten en las parcelas y cada una de ellas recibe el nombre de una mujer. Por ejemplo la parcela del Chardonnay se denomina Ioanna, e Itziar la del Cabernet.



La labor de educación de las diferentes variedades, en especial la tempranillo ha sido el caballo de batalla de Otazu hasta conseguir adaptar diversos clones de uva a las características del terruño de la finca.



La espectacular sala de barricas con impresionantes bóvedas de hormigón se inspiran en la catedral de Leyre, en ella descansan barricas de roble francés en sólo dos alturas. La gran amplitud lo permite. En un rincón, y para su vino más especial, el Vitral, la bodega cuenta con barricas francesas de Taransó. Estas barricas, del modelo T5, son muy escasas y apreciadas, y tan solo reciben 4 al año por parte de la tonelería francesa. "Ahora se encuentran en una fase de investigación para comprobar la evolución de las mismas" como no indica Javier Bañales, su actual Gerente.



Señorío de Otazu apuesta por integrar la cultura dentro del conjunto de la bodega. A sus edificios históricos se les unen piezas de escultura y pintura contemporánea de autores como Mascaró, Tapies o Manolo Valdés. De este último es la escultura de Ariadna que nos recibe a la entrada del edificio de la antigua bodega y que es la nueva imagen de los vinos de Otazu.